Hoy se cumplen 20 años del fallecimiento de Hugo , mi papá, un caballero al viejo estilo, excelente padre y amigo , perteneciente a esa casta que afortunadamente todavía existe de tipos honestos y buenas personas.

Porteño de nacimiento, en aquel mitológico barrio de Caballito del año 1931, la vida lo trajo a Rio Gallegos a los treinta y pocos y aquí formó su pequeña pero muy unida familia.

Trabajó una gran cantidad de años en el entonces estatal Banco de la Provincia, con excepción una dura época en que, por oponerse a los depredadores de turno, tuvo que buscar otros horizontes. Afortunadamente, y gracias a esas vueltas y pequeñas revanchas que a veces da la vida, pudo culminar su carrera en su querida Institución con el reconocimiento que sin duda alguna merecía.

En esta foto esta con Edda Zanarello – mi mamá – y tiene prácticamente la misma edad que yo tengo hoy, está todavía en su esplendor y aprestándose a festejar su trigésimo aniversario de casado. Unos pocos años después – demasiado pocos – enfermaría y luego de dar batalla como pudo, fallecería el 4 de Septiembre de 2.004 dejando un vacío enorme en todos nosotros.

Sin embargo, el viejo bribón me ha visitado alguna vez en sueños…

Y entonces me ha surgido la gran esperanza de alguna vez poder abrazarlo nuevamente en ese otro mundo que, como escribió alguna vez Sábato en uno de sus últimos libros, “…quizás, quizás exista…”